domingo, 2 de marzo de 2014

EXISTENCIA Y COSTUMBRE



" La estabilidad de las existencias crea el arraigo, que genera dulces sentimientos y sanas costumbres; éstas sanas costumbres cristalizan en saludables instituciones que a su vez fortalecen de nuevo las sanas costumbres."

Rafael Gambra

LA BANDERA CARLISTA



"Tendido en el polvo
Cubierto de heridas
Oprime en sus brazos
El bravo carlista,
La augusta bandera
de sangre teñida.

Aún oye luchando
Con breve agonía
Los hierros que chocan
Las balas que silban.

Al cielo levanta
El alma y la vista,
Murmuran sus labios
Postrer despedida.

-¡Señor! ¡Mi bandera!,
Gimiendo suspira,
¡Que no me la quiten
Ni en muerte ni en vida!

Sus ojos se cierran,
Sus manos se crispan
Y muere besando
La Cruz bendecida.

Allá, en el palacio
Do el Rey deposita
Los santos recuerdos,
Las nobles reliquias,

Ostenta sus pliegues
La enseña bendita,
Manchada de sangre
Del bravo carlista.

Miró Dios al héroe
Que orando moría,
Oyó su plegaria
Ferviente y sentida,
Salvó la bandera
De toda mancilla,
Y el Rey con respeto
La guarda y la mira.

Jamás tocó en ella
La mano enemiga
Que el héroe la guarda
En muerte y en vida.




Carlos G. Verdugo, “El Estandarte Real”, nº 38 (Mayo, 1892)

LAS ANTIGUAS MONARQUÍAS



«Las antiguas monarquías, aunque brotadas así de la historia misma, eran tradiciones políticas vivas que poseían el poder de incorporar pacíficamente cuanto de útil y necesario traían los tiempos, asimilándolos a su propia sustancia, sin perjuicio de su unidad y continuidad. Porque aquellos regímenes estaban asentados en la naturaleza misma de las cosas podían federar pueblos diversos en una misma monarquía sin ofender su autonomía y personalidad, podían asimilar a su ambiente modos y estilos que habían nacido en otros países; podían incluso incorporar hábitos y sistemas ajenos de gobierno sin variar su propia estructura tradicional.» 


Rafael Gambra Ciudad, La monarquía social y representativa en el pensamiento tradicional, 1954.